Treintaisiete centímetros lo separan del suelo, una distancia sin sentimiento ninguno y que al mismo tiempo duelen sin existir, pesadillas lo despiertan a diario en un sollozo aterrador como si estuviera pasando de nuevo , Nguyen despierta y en el recuerdo se ve por los campos de Vietnam, sintiendo en sus pies la hierba fresca que le acaricia mientras corre cruzando el arroyo sintiendo el frescor del agua chocando contra sus piernas y trepando a los árboles tras otros niños ,Nguyen vuelve a la realidad y mira sus piernas inexistentes y posteriormente al frente donde se encuentran apoyadas sus piernas ahora de plástico, inmóviles con sus viejos zapatos puestos, esos que tenían un agujero por el cual entraba el agua humedeciendo sus pies, que mas daba ahora ese agujero, fue todo tan rápido, un clic y sus piernas quedaron destrozadas, se arrastró unos pocos metros gritando hasta que alguien le cogió por los brazos gritando con rabia ,una mina … Nguyen tiene ahora trece años, las dos piernas amputadas y un tímpano perforado por la explosión, esta historia inventada es una realidad entre los campesinos de Vietnam y Camboya, mutilados por explosiones de minas aún sembradas por miles en los campos, antiguos escenarios de conflictos bélicos .
David, nunca, repito, nunca, se te ocurra dejar de escribir porque lo haces sensacinalmente bien. Estás poniendo tu pequeño granito de arena a la felicidad de cada uno de nosotros que te leemos y para que quizás alguna vez la injusticia en el mundo vaya desapareciendo.
ResponderEliminarPlasmas lo que tienes en la cabeza de una manera muy efectiva. Es fresco, ameno y sencillo de leer sin perder la complejidad y estética literaria. Y, de nuevo, lo que quieres decir no se pierde sino que resalta, y eso es muy complicado de conseguir.
Ánimo y te seguiré siempre, aquí dentro y fuera también.